Retomamos la senda de lugares castizos y con encanto. En la Plaza del Cascorro, en pleno rastro madrileño se haya Casa Amadeo – Los Caracoles, un clásico, fundada en el año 1942, del tapeo madrileño y de los días de rastro. Como bien recoge su nombre Casa Amadeo – Los Caracoles, tiene dos atractivos que son sus señas de identidad: el señor Amadeo y sus caracoles.
Al frente del negocio está el octogenario Amadeo, un tabernero de los que ya no quedan. La presencia y el control de Amadeo sobre todos los que están y todo lo que ocurre en su casa es algo digno de ver. Atento en todo momento, ofreciéndote comida cual abuela a su nieto preferido, acercándote más pan y alentándote a mojarlo en la salsa… o recitándome un tanguillo de hace décadas cuando se enteró que servidor era de Cádiz. Sólo por ver a Amadeo en acción merece la pena hacer una parada.
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Amadeo, un auténtico crack… |
La segunda parte del nombre: Los Caracoles o lo que en mi tierra llamamos cabrillas (que ya me echaron la bronca desde allí, por no llamarlos correctamente). Como digo a este tipo de caracol en el sur se le conoce como cabrillas; los caracoles son otra especia más pequeña y de concha más fina. Lo que no tiene nada que ver con el sur, yo no lo había visto nunca, es la forma que tienen de prepararlos y es que Amadeo cocina sus caracoles en un gran perol juntos con chorizos, tocino, codillos… y el resultado son unos caracoles bastante buenos y un caldo tipo cocido en el que Amadeo te obligará a mojar pan hasta acabarlo. Una forma bastante curiosa de preparar estos moluscos.
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Caracoles o cabrillas… |
Después de los caracoles también tomamos una ración de bacalo frito con pimientos rojos. El bacalao bien rebozado, bien frito y sabroso. El pimiento rojo asado, con un agradable dulzor, y la mezcla de ambas muy, muy rica. Todo ello regado con cerveza que te la sirven en jarritas de tercio, bien tiradas y muy fresquita. Es muy famosa también su casquería zarajos, callos u oreja, pero eso tendrá que ser otro día.
He leído en diferentes foros y webs muchas quejas con los precios del sitio, a mí no me parecieron especialmente excesivos, pero dicho queda. En cualquier caso, nuestra recomendación es que aproveches un domingo de rastro para tomarte una cervecita y disfrutar de un sitio tan peculiar.
Bon appétit!
(Imagen de: http://caminandopormadrid.blogspot.com)