Tenía aún pendiente el tema de comer en un buen restaurante italiano en Madrid. Después de mucho tiempo investigando mi sensación era de que, si bien hay buenos italianos, no hay ninguno diferencial al menos en lo que a críticas en Internet se refiere. Por ello mi decisión acerca de que italiano probar se ha demorado más de la cuenta aunque la decisión final me dejó bastante satisfecho.
El restaurante elegido fue Pizzaiolo en la calle Hortaleza, de dueños de origen siciliano (Palermu). Un local pequeño, de pocas mesas, agradable, acogedor, con una bonita decoración que hace te transportes de pleno centro madrileño a la bucólica Sicilia.

La carta es variada y poco extensa. Pedimos una botella de Lambrusco dell’ Emilia para que nos ayude en tan difícil elección… fresquito, suave y de sabor agradable nos lo sirvieron en copas pequeñitas. Catado el vino la elección era más fácil y finalmente nos decidimos por antipasto, pizza y postre para compartir.
El antipasto que pedimos fue Parmegiana de estructura parecida a una mousaka o lasagna, combinaba láminas de berenjena con queso mozzarela y salsa de tomate. El queso parmesano se encargaba de rematar el plato.
Supuso un muy buen comienzo.

Para la pizza optamos por una llamada Diavola, sencilla, con pocos ingredientes: salsa de tomate, queso mozzarella, rodajas de chorizo picante y aceite de oliva picante, la base era muy fina, ni muy crujiente, ni demasiado blanda, al punto…
Ingredientes de calidad y un sabor picante que agradecía los sorbos de Lambrusco.

Parecía insuperable pero es que el segundo postre Cannolo siciliano o postre del Padrino (de hecho son mencionados en la mejor película de la historia del cine) fue algo «cuasi» orgásmico. Este dulce típico siciliano es una masa con chocolate enrollada de forma cilíndrica, relleno de una crema(?) de ricotta endulzada y en este caso sendos trocitos de naranja amarga confitada en los extremos. Sólo por probar esta delicia merece la pena visitar el lugar.
Hasta aquí la primera recomendación de un restaurante italiano de Madrid… ¿y las vuestras? ¿cuáles son?
Bon appétit!