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Mastropiero

8 Ago
Volvemos después de un tiempo con uno de esos rincones carismáticos que podemos encontrarnos por Madrid, en el alternativo barrio de Malasaña se encuentra Mastropiero, en la calle San Vicente Ferrer.

La sensación que tendremos al entrar a Mastropiero es que no entramos a un restaurante sino que acudimos a comer a casa de su dueña, una señora entrañable y encantadora, que en todo momento se preocupa que la gente que entra a su restaurante esté a gusto y no le falte de nada, con una delicadeza y dulzura casi maternal. La señora de origen argentino, de la cual desconozco su nombre, lleva ya más de 30 años dando de comer a todos los que acuden a restaurante y que sean muchos más…

Con una decoración muy sencilla y acogedora, el local es pequeño y dispone de bancos y mesas altas o barritas en la pared para poder comer, además de una pequeña barra.
 
¿Decoración Vintage?

Dos tamaños de pizzas, pequeña y grande, el tamaño pequeño puede ser suficiente para comer dos personas, además de ofrecer la opción de desgustar la pizza por porciones o comer sus empanadillas argentinas. La carta dispone de una variedad de unas 15 pizzas, pueden combinarse para pedir mitad y mitad, o pedirla al gusto con los ingredientes que prefieras. Las pizzas están ricas, no son las mejores del mundo, pero merecen la pena ser degustadas en tal entorno.

Como hemos mencionado, la dueña del local, estará pendiente de que todo este a nuestro gusto y una vez hayamos acabado nos ofrecerá, por cortesía, un postre… o mejor dicho, una delicia de postre, en un mismo plato: tarta de chocolate, cheesecake y el mejor dulce de leche que nunca he probado, simplemente sublime, difícil describir las sensaciones provocadas por tan delicioso dulce. Para lo más golosos debo comentar que también se pueden pedir los postres, pues están en carta, desde luego merecen ser probados, en especial el dulce de leche.

El precio bastante económico pizza pequeña, dos bebidas y el postre por cortesía de la casa sale por unos 15 euros, por lo que os recomiendo pues, que ¡no perdaís la oportunidad de visitar tan mágico enclave si os encontráis por Malasaña!

Bon appétit! 
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Pizzaiolo

3 Jun
Tenía aún pendiente el tema de comer en un buen restaurante italiano en Madrid. Después de mucho tiempo investigando mi sensación era de que, si bien hay buenos italianos, no hay ninguno diferencial al menos en lo que a críticas en Internet se refiere. Por ello mi decisión acerca de que italiano probar se ha demorado más de la cuenta aunque la decisión final me dejó bastante satisfecho.

El restaurante elegido fue  Pizzaiolo en la calle Hortaleza, de dueños de origen siciliano (Palermu). Un local pequeño, de pocas mesas, agradable, acogedor, con una bonita decoración que hace te transportes de pleno centro madrileño a la bucólica Sicilia.


La carta es variada y poco extensa. Pedimos una botella de Lambrusco dell’ Emilia para que nos ayude en tan difícil elección… fresquito, suave y de sabor agradable nos lo sirvieron en copas pequeñitas. Catado el vino la elección era más fácil y finalmente nos decidimos por antipasto, pizza y postre para compartir.
 
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El antipasto que pedimos fue Parmegiana de estructura parecida a una mousaka o lasagna, combinaba láminas de berenjena con queso mozzarela y salsa de tomate. El queso parmesano se encargaba de rematar el plato.

Supuso un muy buen comienzo.

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Para la pizza optamos por una llamada Diavola, sencilla, con pocos ingredientes: salsa de tomate, queso mozzarella, rodajas de chorizo picante y aceite de oliva picante, la base era muy fina, ni muy crujiente, ni demasiado blanda, al punto…
Ingredientes de calidad y un sabor picante que agradecía los sorbos de Lambrusco.
 
IMG_20130527_131754El primer postre fue Tiramisú. Un bizcocho suave, esponjoso, con el toque perfecto de licor y de café. El bizcocho estaba cubierto de una capa de «espuma» de mascarpone deliciosa, con una textura tan ligera que parecía que en cualquier momento caería de encima del bizcocho y se vertería sobre el plato. Tal vez le sobraba el acompañamiento de sirope de chocolate con el que adornaban el plato.
 
Parecía insuperable pero es que el segundo postre Cannolo siciliano o postre del Padrino (de hecho son mencionados en la mejor película de la historia del cine) fue algo «cuasi» orgásmico. Este dulce típico siciliano es una masa con chocolate enrollada de forma cilíndrica, relleno de una crema(?) de ricotta endulzada y en este caso sendos trocitos de naranja amarga confitada en los extremos. Sólo por probar esta delicia merece la pena visitar el lugar.

Hasta aquí la primera recomendación de un restaurante italiano de Madrid… ¿y las vuestras? ¿cuáles son?

Bon appétit!